María Luisa Rodríguez León, quien cuenta su vida y su experiencia viviendo en el barrio de Manzanilla en San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria. Rodríguez León nació en una familia humilde y pasó por muchas dificultades económicas durante su juventud. Su padre tenía dificultades para encontrar trabajo, lo que llevó a la familia a mudarse varias veces.

Cuando Rodríguez León era niña, sus padres se separaron y regresaron a Tirajana, donde la familia tuvo que enfrentarse a la pobreza extrema. Rodríguez León y su hermana fueron a trabajar a la Aldea Blanca como recolectoras de tomates, mientras que su madre trabajaba en otra parte. Después de varios años, la familia regresó a Tirajana, donde ganaban dinero limpiando y recogiendo almendras. Rodríguez León no pudo asistir a la escuela, por lo que su madre le enseñó a leer y escribir en casa.

Cuando Rodríguez León era mayor de edad, su madre la ayudó a conseguir un trabajo en un almacén, donde trabajó durante nueve temporadas de cosecha. Posteriormente, se casó y tuvo seis hijos y varios nietos y bisnietos. En su vida adulta, se dedicó a ayudar en eventos culturales y de la comunidad, y tuvo varios cargos públicos en el Consejo Escolar y la organización de fiestas.

Rodríguez León habla de cómo ha cambiado la vida en Tirajana a lo largo de los años. En su juventud, las personas vivían en la pobreza y no tenían acceso a la electricidad, agua corriente o refrigeradores. La agricultura era la principal fuente de ingresos, y la mayoría de las personas trabajaban en ella. Con el tiempo, el turismo comenzó a florecer, y esto trajo nuevas oportunidades de trabajo a la región.

Rodríguez León también destaca la importancia de ser respetuoso con los demás y luchar por la justicia. Se enorgullece de haber ayudado a muchas personas en su comunidad, y ha recibido varios homenajes por su trabajo. En general, su historia es una historia de superación y perseverancia a pesar de las dificultades que enfrentó a lo largo de su vida.